lunes, 16 de marzo de 2009

MÉXICO 2039


El planeta está cambiando y hay que estar preparados para lo que se avecina. Por ahora el ejercicio de imaginarlo resulta hasta divertido. Acompáñame en este viaje.

Antago recogió su pantalla cat3 que encontró bajo el sillón donde había visto, la noche anterior, la serie rusa que le encantaba.Ayer había estado nublado pero de todas maneras la pila estaba al 83%, suficiente para durarle hasta el fin de semana. La luz del día entraba por las persinas ajustables al 28 de octubre y la alarma de su Mediafon le dictaba que en 15 minutos empezaría la clase de derecho asiático. Bajó por la escalera desde el piso 31, porque le "sentaba bién mover el cuerpo" su salón de clase estaba a tres minutos sobre la banda desde el apartamento que compartía con Paxi, su hermano, quien gracias a su trabajo pagaba todas las cuentas. Paxi trabajaba en casa y su pasión y conocimiento por la estructura molecular de los alimentos le convirtieron en uno de los colaboradores del programa de cocina creativa por t.v. de Calgary. Cada miércoles aparecía en el "food blog", entre otros siete ponentes. Sentado frente a sus monitores preparaba el programa de mañana y en su ponencia propondría un para de recetas a base de Peraskiwi, enriquecidas con calcio y altos en vitaminas W15, infalible en la erradicación del cáncer. Hacía unos 10 años que el W15 circulaba en todas las presentaciones de las cibertiendas y solo las personas de bajos recursos seguían muriendo por esa "enfermedad de pobres".

Entonces se acordó: tenía que recoger a Taz de la secundaria y llevarlo a casa de su hermana en Pachuca. Recogió su parka, se la amarró a la cintura, tomó su bio card y bajó por el ascensor al sótano tres de dónde la banda lo llevaría a la estación Toluca del Magne-riel.

Mientras cruzaba la cima del Ajusco mandó un video sms3 a Taz quién lo abrió inmediatamente. "Llego a la una taz", le decía su tío en el mensaje. Salió de la estación y caminó 10 minutos. Un camión hidrosolar pasó junto a él sin hacer ruido y por la ventana vió que un niño proyectaba con su Mediafone una película de dibujos animados en el techo; un señor junto a él, veía de reojo. "Y pensar que ese niño nunca conoció los arcaicos iPods" pensó. Al llegar a la planta nuclear, dobló a la derecha y llegó tres minutos tarde a la escuela. Taz le esperaba afuera, Intelbook en mano. "Nos va a dar un aventón el papá de Tino, si quieres" le dijo al verle. "OK", respondió Paxi, cuando vibró su Mediafone. Era Carlota, su novia,para decirle que no llegaba a comer a las 3 y que lo vería a las 8 para cenar. "Entonces come en la casa", le ofreció Taz, a lo que él accedió. Apareció el coche del papá de Tino y subieron a la parte trasera. Se cruzaron los cinturones; Tino y Shabu saludaron al Mrs. Tino en el monitor, que se veía llevaba algún tiempo hablando con su marido y estaba algo alterada. La composta no funcionaba bién y "para colmos", los páneles solares estaban tapados por las cenizas del "popo". "Yo le ayudo" dijo Paxi. "Lo de la composta debe ser por el acelerador de descomposición y las fotoceldas se las limpio llegando", agregó.

El coche colgaba del riel magnético e iba a unos 245 km/h, todos jugaban dominó, la última pasión de Taz. El papá de Tino era pareja de Paxi y en verdad era malísimo. El coche había bajado la velocidad y salía de la autovía. Nuestro conductor volteó un segundi, tecleó el código de destino y regresó al juego a para perder todo.

Tras convivir con sus familiares y hablar de las películas 3D del momento, Paxi salió a la estación pensando en la receta de mañana: "Perakiwi en gajos en una cama de crema de llama endulzada con azúcar morena, en una costra de masa enriquecida al W15: rico sanísimo y nutritivo" pensó. Al llegar a la estación colocó su bio card en el sensor y ésta emitió un papel con su adeudo de impuestos. "Si ya sé" exclamó. Los pasajeros estaban en conversaciones vía sus Mediafones o jugando. Paxi vió por la ventana las luces de la ciudad y se acordó de su madre. "Iré a verla en Ensenada el fin de semana" se dijo, mientras el tren desaparecía por la boca del túnel, emitiendo el sutil sonido del viento desplazado.


-la columna de Alejandro Saldívar-

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